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Mostrando entradas de enero, 2021

Gustavo Campos en Café Paradiso, 18 de julio de 2013, Tegucigalpa, Honduras

Me pude haber abandonado antes o mañana, dijo.

  A Gustavo Campos, mi amigo por siempre. Por Jorge Martínez Mejía Minutos después estalló en miles de voces y adquirió el estatus que había soñado. Minutos después caminó por la línea férrea, por los bulevares, por las enormes orillas rojas de los ríos y recorrió los platanares que jamás había imaginado. Y caminó relajado y mandó sus ojos abiertos, recién lavados, a todas las embajadas y las editoriales a refrescar las hojas y las palabras moradas de sus últimos poemas. Tenía letra pequeña, fina, de colores.    Se convirtió en el  edificio de diez y siete pisos que una vez visitó solo para conocer el bar y tomarse una cerveza en una copa y besó la espuma antes de que se derramara.    Minutos después devoró la ciudad y observó miles de fotógrafos detrás de las paredes espiando sus movimientos, y las gotas del rocío  se le antojaron inútiles.    Recordó su nombre y le pareció enemistado con su nombre, y escuchó esa canción de Nacho Vegas y volvió a ver a sus espaldas por si una mujer  l