Por: Linda María Concepción Cortez
Esta novela de corte introspectivo, trata sobre el mundo de y en las maras y pandillas. Ambientada en algunos barrios de San Pedro Sula, Honduras. En su primera parte, cuenta la historia de “El Payaso” líder de la MS 13, quien es asesinado por miembros de su propia pandilla y de la M18.
Sin caer en un estilo de denuncia o de Realismo Social, involucra los principios que fundamentan el íntimo universo de las Maras y Pandillas: violencia, tatuajes, la identificación y el orgullo que implica formar parte de estos grupos, rituales de iniciación, la vida en las calles, el dialecto propio, crimen organizado y guerras por el control de territorios. La voz narrativa con un voseo natural y fresco, cuenta en primera y segunda persona los recuerdos de la infancia de “Mona”- “Mamombella”- “Bemba”- “Chorcha”- “El payaso”, huérfano de madre y padre, y que se va a vivir a San Pedro Sula con su abuela, donde se involucra de lleno en el mundo de “los jomis”: “-¡Jomi, yo mato y no me da miedo matar, tengo tanta muerte a la espalda y güevos de matar que si muero ha de ser por la mara! (p. 54).
La segunda parte es protagonizada por “El Rana”, quien después de una vida como marero se va huyendo hacia México donde lo apresan. De ahí vuelve y se queda en Santa Rosa de Copán, donde es asesinado por los guardaespaldas de un importante hacendado copaneco.
Al epílogo de esta novela, queda “Junior” hijo del “Rana” quien sobrevive cuidado por la abuela.
A pesar de utilizar la terminología propia de las maras, el discurso narrativo no cae en el coloquialismo literario, tampoco en una estructuración armada intencionalmente para pretender sonar acorde con el contexto; por el contrario, se combina un nivel de lenguaje muy poético, agresivo, y persistente a lo largo de toda la trama: “Y vos mismo hubieras pensado que era paja de no ser porque vos mismo lo viviste, y sentiste que te palmaban. Debí llegar hoy a ver a mi vieja, pensaste.” (pp. 164- 165). “Sobre la frontera del cabello la enorme hendidura y el glacial que le daba a las cejas, a los ojos hechos de flores y aguas, a la fachada circular del rostro.” (p. 32).
Me parece que vale la pena leer esta novela. Independientemente del caos nacional, esta obra no viene en ningún momento a fomentar valores negativos (tal como creo que muchas personas pensarían). Recordemos que la literatura es arte, y por lo tanto, es la expresión de su creador. En este caso, la novela de Jorge Martínez Mejía, desarrolla personajes socialmente no aceptados, en circunstancias mal vistas y desaprobadas por la sociedad, desde el punto de vista de la cultura de las maras: su sentir, su actuar, su modo de vida. El ambiente de muerte, pobreza e inseguridad se palpa de principio a fin, en un entorno humano donde la vida no vale nada. Los personajes están estereotipados: los masculinos (hijos o nietos jóvenes) son líderes violentos que viven en guerra y las mujeres (madres o abuelas) sufren, se quedan en la casa y tienen que cuidar a los niños ellas solas. Quizá, aun así, lo que faltó fue algo más de crudeza en la descripción, algo que moviera un poco más las emociones del lector. Pero, insisto, no es una novela realista, ni testimonial, de denuncia o sub literatura motivacional.
Para cerrar, debo decir que ¡Esto es la mara, jomitos!l es literatura de calidad, donde la percepción del escritor no se abstrae de su contexto, ni de las propuestas literarias actuales. Por lo mismo, este libro, debe interpretarse como el mero acto del escritor de oficio.
..........................................
TRABAJOS CITADOS
Martínez M., J. (2011). El mundo es un puñado de polvo. San Pedro Sula: Impresos gráficos Hernández.
Comentarios
Publicar un comentario