He comenzado a cojear de este lado y a sentir un aguijonazo en
el índice izquierdo. Quiero comenzar a contar esto porque se sabe que
pronto estaremos con un cuchillo de cocina parapetados en cualquier esquina.
Miro el reloj, es la hora final, no la que viene, sino esta. Los poetas de este lugar son imbéciles. Podrían amarse, pero todos se atienen al destino de triunfar en la literatura.
En la vitrina de una agencia de viajes anuncian un buen plan
para abandonar el país (trabajo en un crucero, con salario de más de mil dólares y gastos de personales incluidos). Un tour
gratuito hacia la nada, pero más seguro. Sin embargo, en algún basurero, alguien
retiene una lata de Coca-Cola, y no tenemos tanto tiempo para esperar el futuro.
Algo se quema a nuestras espaldas. Los poetas,uno a uno, se van muriendo, unos de envidia, otros de inanición literaria. En las redes sociales están anunciando inundaciones, maremotos de imágenes. Hay una fuga masiva, un éxodo advertido.
Desde una borrachera, luego de recibir la aprobación de su tesis, un
estudiante ha precisado una imagen final, caótica, pero esta no será transmitida. Hay
bloqueo de cualquier acto conspirativo.
Mañana volveré a escribir este triste poema en que todo
sucede de manera natural. Debo cuidar de no molestar a nadie. Últimamente todos
están irritados. He sido y soy fiel a mí mismo. He observado que en todo el país
siempre hay una mosca rondando las comidas, pero no me detengo en estas
consideraciones de clase. He corroborado, como otros antes, que vivo
en el país de los imbéciles. El ruido en
mis oídos cada vez es más fuerte. Pienso que las moscas y los mosquitos que rondan
las frutas, cada vez son más inteligentes. Esto es un hecho.
Parece que alguien pagó fuertes sumas de dinero por mi vida.
Pero es mía. Nadie me dio el dinero a mí. Me he escondido temporalmente en un tugurio abandonado en una calle cerrada. Camino pocas veces por este lugar. La realidad se ha aparecido con
mucha fuerza en estos callejones. El olor a naranjas recién cortadas o peladas es intenso; los pollos refritos comienzan a hacer estragos en el color de las tardes.
Son más anaranjadas, y los crepúsculos de pollo frito saturados de consomé de camarón, por ejemplo, se están estableciendo en todo el país.
Intento encender esta vela. Escribo a oscuras, los cerillos
cada vez duran menos y cuesta más encenderlos. Hay un diente que me duele cada
vez más cuando tomo agua fría. Me he golpeado más veces los dedos con la puerta.
A veces me despierto soñando tiempos demasiado lejanos.
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