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NOCIONES CONCEPTUALES SOBRE LA LECTURA





Por Jorge Martínez Mejía



En el 2008, escribí un ensayo sobre La cultura popular y los mitos lencas en la novela La guerra mortal de los sentidos, de Roberto Castillo, una de las figuras intelectuales más importantes de la literatura hondureña y centroamericana. En dicha novela, Roberto Castillo cuenta la historia de un último hablante lenca que es buscado por el protagonista y narrador, en una comunidad indígena devastada, donde no hay sino despojos. Menciono este detalle para iniciar mi exposición y mostrar que existen varios mundos, varias civilizaciones de profundas raíces en nuestra cultura, una idea que intentaré retomar al final de mi exposición. En fin, Roberto Castillo se enfrenta en su obra al desafío de comprender ese mundo mágico de la cultura lenca con las herramientas heredadas de la cultura occidental, intentando reconstruirlo a través de sus mitos propios.

Sin embargo el tema de mi conversación son las nociones conceptuales sobre la lectura.
La lectura es uno de los temas más complejos que existen. Es huidizo, esquivo a las definiciones concluyentes o categóricas. Los expertos según su campo de especialidad, pueden verlo de manera parcial, y los teóricos filósofos intentan producir discursos que integren todas sus facetas. Los pedagogos, al concentrarse en el espacio de la enseñanza de la lectura, construyen sus definiciones desde la perspectiva de la enseñanza, del ambiente escolar, las herramientas metodológicas, los materiales para su ejercicio y las implicaciones didácticas. Los teóricos de la literatura se concentran en el texto, en las relaciones del lector con el texto, en la experiencia estética del lector y en la multiplicidad de funciones del texto escrito, en su infinita posibilidad de sentidos, dada la infinita posibilidad de receptores o lectores. Los lingüistas, psicolingüistas y sociolingüistas, se concentran en el proceso cognitivo y sus vinculaciones con el texto y la sociedad. Desde las implicaciones biológicas y sociales de  la percepción del signo gráfico, hasta la construcción de las significaciones por parte del lector en su entorno específico.

He ahí la complejidad de la lectura.  En definitiva, la lectura es un tema tan importante que puede servirnos no solo para retratar la problemática cultural en nuestra sociedad, sino su situación política, sus perspectivas y posibilidades de desarrollo en general. En fin, la lectura es un tema estratégico para las distintas poblaciones que componen la hondureñidad.
De ahí nuestra preocupación por la lectura, por la dificultad en la construcción del hábito de la lectura en niños, jóvenes y adultos.

Yo intento estructurar esta presentación como un acercamiento a las nociones conceptuales sobre la lectura, responder a la pregunta ¿Qué es la lectura? mostrar que podemos ver la lectura en un sentido amplio y en un sentido estricto. Que estamos rodeados y sumergidos en distintos discursos, es decir, en complejas cargas de significados que se materializan en cada uno de nuestros actos, porque cada uno de nuestros actos se sostiene en un discurso, en un contexto de significaciones en las que todos somos lectores.

Que existe una especificidad en el campo de la lectura relacionada con la interacción del lector con el texto escrito, y que se trata de una búsqueda del conocimiento que se muestra como un juego de adivinanzas significativas. Que leer supone la construcción de significados. Y que los datos del texto escrito se relacionan directamente con los datos del contexto. Que todo el sistema del discurso que nos rodea se orienta a la construcción de un lector, de un sujeto capaz de reflexionar no solo sobre su propia experiencia lectora, sino sobre la lectura misma como praxis que lo construye. Que esta realidad hace necesario responder a las preguntas ¿qué es un lector?  y ¿Qué es el acto de la lectura?

1. Para responder a estas preguntas, me sostendré en los argumentos que aporta la Antropología y la Psicología sobre el concepto de Percepción. Entendemos que en nuestro país coexisten culturas cuya esencia es la oralidad y la inexistencia de la escritura, es decir, culturas ágrafas, que nunca han tenido la escritura como necesidad o como base para la construcción de su discurso ni de su sobrevivencia. Me refiero a las culturas pesh, tolpán, tawahka, miskita, garífuna y lenca. No obstante, estas culturas se ven en la actualidad obligadas a producir su discurso con el dispositivo de la escritura por efecto de la presencia de una cultura foránea que las domina, la cultura occidental eurocéntrica.

2. Esto nos lleva a la consideración de que estas culturas ágrafas que coexisten en nuestro país no precisamente son inferiores por el hecho de no contar con la herramienta de la escritura, porque a pesar de ello, y quizás por eso mismo, por no contar con la escritura como herramienta, la base de su discurso no se sostiene en la acumulación, sino en la sobrevivencia. En la repetición progresiva de los ciclos por las generaciones más jóvenes. Ciclos que han sido durante siglos, el resultado de su relación fraternal con la naturaleza, con la tierra, a la que consideran una madre generosa proveedora de vida.

3. Estas culturas sostienen su cosmovisión en esa relación fraternal con el entorno. Y a pesar de no contar con escritura (aunque en la actualidad se han esforzado por colocarse en igualdad de condiciones produciendo la escritura de sus lenguas) en un sentido amplio, estas culturas también son lectoras. Lectoras en sentido amplio, porque su mundo ágrafo se ha construido a base de la percepción natural, del intercambio directo entre los sujetos y el entorno. En general, en sentido amplio, la lectura es nuestra capacidad para interactuar con nuestro entorno cultural y ambiental. Dentro de la cultura todo tiene carga significativa, todo lo que nos rodea transporta hacia nosotros determinados significados, aunque estos no constituyan sistemas sofisticados de comunicación como el lenguaje escrito.

Cualquier realidad física perceptible que nos transmita una significación, una idea, una señal o un indicio a través de cualquiera de nuestros sentidos, que no sea producto del artificio del hombre, es un texto susceptible de ser leído o interpretado por cualquier persona que forme parte de ese contexto cultural y no tenga atrofiados sus sistemas perceptivos. La inferencia o capacidad para construir significados a partir de estos indicios también es lectura, es lectura en sentido amplio.

4. En el proceso de la lectura de un texto escrito, el lector interactúa con éste, en cierto sentido de la misma manera que hacemos en el sentido amplio de la lectura. Construimos los significados a partir de las señales que nos transmite el texto  porque relacionamos los datos específicos del texto con los datos que nos proporciona el contexto en el que nos desenvolvemos. Es decir que el lector de alguna manera construye el significado que le plantea el texto. Al leer, entonces, no solo recibimos los significados, sino que también nosotros cargamos el texto de significación. La sociedad en general con todos sus sistemas, sean estos gráficos o no, se orienta a la construcción de lectores, independientemente de que tengan sistemas de comunicación escritos. Porque todo lo que tiene carga significativa, o es visto desde la perspectiva de un sujeto miembro de una cultura, es texto.

5. El lector es un sujeto provisto de distintas estrategias para construir la significación de su mundo.

6. Es importante considerar que la mayoría de nosotros, los que formamos parte de la cultura mestiza producto de la colonización española eurocentrista  y la neo-colonización norteamericana, estamos inmersos en una cultura del signo gráfico. Ya que la escritura es el dispositivo más importante, aunque no el único, de la modernidad para el aprendizaje y la acumulación del conocimiento de tipo técnico y científico.

7. Teniendo este marco general sobre el mundo en el que nos desenvolvemos, debemos considerar que todos los que nos encontramos en este lugar, al tener a la escritura como dispositivo fundamental para la adquisición y acumulación de conocimientos, tenemos una noción básica sobre lo que es o significa la lectura. Sabemos que leer es abrirnos a nuevos conocimientos y experiencias, a nuevas aventuras y mundos. Que la lectura nos permite tener un criterio propio de las cosas, es decir, un pensamiento crítico con el que podemos  cuestionar nuestro entorno.

La lectura del texto escrito, lo que se conoce como decodificación del signo gráfico, es una lectura en sentido estricto. No obstante, este tipo lectura es una actividad muy compleja, en donde se combinan las experiencias afectivas y vivenciales del lector en conjunto con los procesos cognitivos. Aquí es imprescindible, como una primera noción clave, y de a acuerdo a una de las disciplinas que más ha profundizado sobre los procesos cognitivos, la Psicología, definir la percepción. Y la definimos de acuerdo con Luz María Vargas Melgarejo, de la  Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, Mexíco, y cito: “tradicionalmente la Psicología ha definido a la percepción como el proceso cognitivo de la conciencia que consiste en el reconocimiento, interpretación y significación para la elaboración de juicios en torno a las sensaciones obtenidas del ambiente físico y social, en el que intervienen otros procesos psíquicos entre los que se encuentran el aprendizaje, la memoria y la simbolización. No obstante que la percepción ha sido concebida como un proceso cognitivo, hay autores que la consideran como un proceso más o menos distinto señalando las dificultades de plantear las diferencias que ésta tiene con el proceso del conocimiento” (fin de cita). Es decir, que hay investigadores y autores que hacen diferencia entre el proceso de percepción y el de cognición. No obstante, en el proceso de la percepción están involucrados mecanismos vivenciales que implican tanto al ámbito consciente como al inconsciente de la psique humana.
En términos generales, podemos decir que la percepción constituye una forma de lectura en sentido amplio, y que en ella interviene la selección de preferencias, prioridades, diferencias cualitativas y cuantitativas del individuo acerca de lo que percibe, que existe un condicionamiento sociocultural del sujeto que lo induce a la producción de conocimiento en base a su experiencia cotidiana.

8. Louise M. Rosenblatt, Pedagoga y teórica de la lectura, define la lectura como: “un evento en el que ocurre una transacción, una fusión entre el lector y el texto en un momento y un contexto determinado para construir significado. El significado no existe de antemano en el texto o en el lector, sino que surge en la transacción; por lo que tanto el lector, el texto y el contexto, son esenciales e igualmente importantes en la lectura. El lector selecciona algunas de las pistas que le ofrece el texto y recurre a sus esquemas para producir el significado”. Sin embargo para Rosemblat, términos  como lector u obra literaria resultan engañosos. Para ella cada lector y cada obra es una individualidad única. Y la lectura de cualquier obra literaria es un hecho único e individual que se percibe sólo en la mente y en las emociones de un lector en particular.

A esta especificidad compleja de la lectura y el texto, de la relación del lector con el texto escrito, se refiere la lectura en sentido estricto.

9. Otro aspecto importante a considerar en relación a la lectura en sentido estricto, es que el aprendizaje de la lectura y la escritura se inicia prácticamente en contextos no formales, esto es, en interacción con la familia, con los hermanos mayores, etc. Aquí cito a Juan Jiménez de la universidad de la Laguna, en España: “De hecho, una de las actividades que más se ha estudiado, antes de que los niños se inicien en el aprendizaje formal del lenguaje escrito, es la lectura de cuentos, y la creación de conocimientos sobre el lenguaje y estructuras de participación en la cultura escrita a partir de interacciones entre los padres y sus hijos en momentos de lectura compartida.  Estos estudios han puesto de manifiesto la importancia de las interacciones iniciales con los cuentos, que tienen lugar en el contexto familiar.” 

10. Leer supone, entonces, un acto de interpretación en el que se encuentran los razonamientos propios del lector con la información que le provee el texto, sea este de origen  natural o producto del artificio humano.

11. Un aspecto de mucha relevancia lo constituye el hecho de que nuestras sociedades, particularmente la sociedad hondureña, en su sistema educativo se orienta al desarrollo de competencias lectoras funcionales utilitarias, orientadas a producir sujetos capaces de desenvolverse en un mundo que se percibe como un mercado de habilidades intelectuales, entre las que el placer no figura sino como una competencia complementaria. Y el texto, en su funcionalidad estética, desarrolla la capacidad de placer mediante la pluralidad de sentidos que implican al lector en una participación creativa y constructiva, en el texto, el lector pone en juego múltiples procedimientos analíticos e interpretativos. Para Roland Barthes, por ejemplo, el texto literario es como una cebolla: “Una construcción de capas cuyo cuerpo no consiste al final, ni corazón ni meollo, ni secreto ni principio irreductible, nada más que la infinitud de sus propias envolturas, que no envuelven otra cosa que la unidad de sus propias envolturas".


Esto reafirma que la fuerza motriz del lector la constituye el deseo de conocer, el placer de buscar, de adivinar y construir creativamente sus propias significaciones. Y este es uno de los problemas observados en el sistema educativo de nuestro país. Con esto vuelvo al principio de mi exposición al considerar que el esfuerzo de Roberto Castillo al recuperar las tradiciones, mitos y formas de la cultura popular en la novela La guerra mortal de los sentidos, quiere hacernos ver la enorme importancia para nuestra vida cultural, que contienen los rasgos particulares de los mitos como formas narrativas que no solo nos producen placer como lectores, sino que nos cuentan la manera de percibir el mundo de una de las civilizaciones soterradas en nuestro país por la cultura colonial eurocentrista.






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