Jorge Martínez Mejía (1995) Por Jorge Martínez Mejía Habitación de la tarde Llega la tarde y se esparce. A esta hora dabas al viento un refugio y los animales se te ofrecían callados por verte con mis ojos. Aparecías en la sombra, sobre una rama coloreada con algas oscuras, sobre la cima brillante de la luna, sobre un abismo, sobre un escollo gris, ávida como las piedras. Extrema, temeraria, tornabas en dos una caricia hecha con rígidas arenas, sepultabas fuego y agua, tortugas, versos y danzas ancestrales. Nadie te vio en la hierba, ligera y desnuda, herida por la luz. Nadie miró tu pie de música, tu pequeño pie destruyéndolo todo. Alzabas los ojos para convocar la noche, para aquietar el aire y el temblor de las hojas.
Escritor, poeta, especialista en literatura infantil y juvenil