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Mostrando entradas de enero, 2018

PELANDO GATOS

Por Jorge Martínez Mejía Quizás el olor a muerto entró por la ventana y le dio en la cara. Era un olor horrible, difícil de ignorar, pero fresco, vivo, como de algo recién muerto. Se levantó de la hamaca en la que estaba tirado con las piernas descolgadas, y abrió la puerta para husmear de dónde venía el olor. Olisqueó hacia arriba y hacia abajo de las gradas y no miró nada. El olor venía de otra parte. Entró nuevamente y anduvo estirando la nariz por cada rincón. Fue hasta el baño, pero ahí se perdió completamente la fetidez. Volvió a ver sobre la alargada ventana rectangular en la parte alta de la pared blanca, y una de las portezuelas de cristal estaba abierta. Se acercó aspirando enormes chorros de aire para detectar el tufo, se subió a un banco de madera y descubrió que ese era el punto por donde entraba el olor a muerto. Era un gato sin nombre, con un hueso de pollo atravesado en la garganta. Su hocico permanecía abierto dejando ver una infección infernal de la que m