...
©Por Jorge Martínez Mejía
Nací hijo de sastre,...
de bella mujer campesina
con enormes cejas arqueadas
y atroz temperamento.
Tuve la fortuna de caerle mal a Dios,
a los curas, a los pastores de iglesia,
a los directores de escuela,
al entrenador del equipo de fútbol,
al líder trotskista, presidente del partido,
al director de la Carrera de Letras,
el rector vitalicio,
y a la editora oficial de la poesía.
Usé boina y fui poeta de tiempo completo.
Juro que intenté vivir poéticamente
con sublime arte y cadenciosa entonación poundiana;
lejos del mercado,
es decir,
100% poeta literario.
Todo era bello, hasta lo feo.
Pero un día me di cuenta que era calvo,
fui al baño,
y encontré a Madame Bovary
contando sus monedas;
al mismo Nabokov ufanándose de su edición inglesa,
y ahí estaba, el mismísimo Eliot,
tan desagradable y clerical, de pico remilgado
y espinosos Precisamente y Sí y Quizá sí y Pero...
¡La poesía estaba más muerta que nunca!
Mis pobres e imbéciles amigos murieron
mendigando un premio de poesía,
un par de nínfulas borrachas
y un triste viaje,
ida y regreso,
con gastos pagados,
para seguir en la estólida
majadería
de bailar
en las vitrinas.
....
De Poemas para las ratas
©Por Jorge Martínez Mejía
Nací hijo de sastre,...
de bella mujer campesina
con enormes cejas arqueadas
y atroz temperamento.
Tuve la fortuna de caerle mal a Dios,
a los curas, a los pastores de iglesia,
a los directores de escuela,
al entrenador del equipo de fútbol,
al líder trotskista, presidente del partido,
al director de la Carrera de Letras,
el rector vitalicio,
y a la editora oficial de la poesía.
Usé boina y fui poeta de tiempo completo.
Juro que intenté vivir poéticamente
con sublime arte y cadenciosa entonación poundiana;
lejos del mercado,
es decir,
100% poeta literario.
Todo era bello, hasta lo feo.
Pero un día me di cuenta que era calvo,
fui al baño,
y encontré a Madame Bovary
contando sus monedas;
al mismo Nabokov ufanándose de su edición inglesa,
y ahí estaba, el mismísimo Eliot,
tan desagradable y clerical, de pico remilgado
y espinosos Precisamente y Sí y Quizá sí y Pero...
¡La poesía estaba más muerta que nunca!
Mis pobres e imbéciles amigos murieron
mendigando un premio de poesía,
un par de nínfulas borrachas
y un triste viaje,
ida y regreso,
con gastos pagados,
para seguir en la estólida
majadería
de bailar
en las vitrinas.
....
De Poemas para las ratas
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